A propósito del Memorial Day:
La riqueza del español y sus sutilezas me ha impulsado a escribir estas letras:
Desde muy pequeño me enseñaron que mi país, Venezuela, abrió sus puertas y oportunidades a mis padres y abuelos. Ellos llegaron huyendo de la guerra, la persecución y el genocidio. Venezuela les proporcionó trabajo, hogar, una nueva familia, libertad.
Yo nací en Venezuela igual que mis hermanos. Residí en un país de libertades, educación y oportunidades. Me casé, también con una hija de emigrantes y tuvimos hijos. Nunca pasó por mi cabeza que yo volvería a hacer lo que mis padres y abuelos se vieron forzados a hacer.
En menos de 70 años ese país que abrió sus puertas de libertad a tanta gente se ha convertido en un sitio desolado por la inseguridad, la muerte violenta, el sectarismo, el desprecio a las ideas distintas, el desprecio a la riqueza y al conocimiento. Eso que vivieron mis padres y abuelos de hacer largas filas para conseguir alimentos y medicinas pasa de nuevo. La situación económica y la falta de oportunidades futuras, hace que aquellos que estudian en las universidades se gradúen sin esperanzas de conseguir un empleo. Lo poco que se consigue es importado o de contrabando.
Mensualmente mueren más personas por asesinatos, criminalidad y cusas políticas que en cualquiera de los conflictos o guerras actuales. ¡Muere más gente que en los ataques religiosos o terrorismo en el Medio Oriente! ¿Qué padre puede dormir tranquilo si sus hijos salen en las noches en esas condiciones?
La mayoría de población, pobre y sin cultura solo espera que el gobierno populista les resuelva sus problemas. Los que pueden, saben o tienen una profesión han buscado la forma de emigrar.
¡Desde hace 3 años yo soy un inmigrante! Comenzado de nuevo en un país con otra lengua y otras costumbres. No tuve la suerte de poder traer a todos mis hijos y a mi madre y todavía duermo intranquilo por ellos. Solo pude traer a mis dos hijos pequeños, pero haré lo que esté a mi alcance para que mis hijos mayores puedan venir a vivir aquí…
Este país me abrió las puertas y me está dando oportunidades. Solo le pido a Dios que mis hijos y los hijos de mis hijos no tengan que volver a salir corriendo… Pues si eso pasa en el país más poderoso del mundo creo que ya no habrá lugar para refugiarse… ¡simplemente será el fin del mundo!